Separada de su hermana Nettie (Halle Bailey) y de sus hijos, Celie (Fantasia Barrino, en su debut en una superproducción y retomando su papel de Broadway de 2005) se enfrenta a muchas dificultades en su vida, incluido un esposo maltratador llamado, simplemente, Mister (Colman Domingo). Con el apoyo de la cantante sensual, Shug Avery (Taraji P. Henson) y de Sofía (Danielle Brooks, nominada al Tony por su papel en Broadway), su hijastra que está su favor, Celie termina por encontrar una fuerza extraordinaria en los inquebrantables lazos de un nuevo tipo de hermandad.
El Color Púrpura
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El Color Púrpura es un brillante retrato emocional de la vida de una mujer, marcada por las adversidades inherentes a la condición de mujer negra y las no garantizadas, pero desafortunadamente también frecuentes. Y, sin embargo, en medio del peso de probabilidades incontenibles, el verdadero efecto de El Color Púrpura es la solidaridad de la hermandad negra, familiar o no. Es un testimonio de resiliencia y perseverancia, una impresionante madurez de décadas que se afirma con fidelidad y adoración como la interpretación más reciente de una historia querida.
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Cabe decir que el nuevo musical El Color Púrpura no reemplaza de ninguna manera la, a veces desgarradora, adaptación cinematográfica de 1985 de la aclamada novela de Alice Walker. (…) Pero este elenco y equipo se aseguran de que la película sea un rebote enérgico, optimista y placentero a través de una historia dolorosa de pruebas y tribulaciones para triunfar que se ha convertido en un clásico estadounidense y que bien merece una salida familiar al cine durante las vacaciones.
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Cuando ves una película como El Color Púrpura, es casi más difícil criticar por lo bien orientadas que están y por lo buenas que son sus intenciones. (…) Los conceptos e ideas en el centro de esta historia siguen siendo deslumbrantes, vitales y desgarradores, pero la forma en que esos conceptos se ejecutan en este gran musical, a veces llamativo y a veces sombrío, es confusa en el mejor de los casos y mal concebida en el peor.
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En su conjunto, El Color Púrpura es un éxito rotundo en cuanto a calidad y entretenimiento. Desde sus mensajes sobre la hermandad y el amor propio hasta sus impresionantes logros cinematográficos, es una película que se disfruta fácilmente en la pantalla grande. Mientras todo el elenco aporta su mejor juego, Barrino, Henson y Brooks se roban el espectáculo con actuaciones dignas de un Oscar. Durante los últimos 30 minutos de la película, no habrá un ojo seco en la sala. Si alguna vez hubo un momento para apoyar una nueva versión, es ahora con el musical oportuno y bellamente interpretado de Bazawule.
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El Color Púrpura involucra escena a escena, pero tiene una cualidad procesional. Aunque es menos restringida que la versión a veces sentimental del material de Spielberg, la nueva película no es menos sentimental ni está menos sedienta de aprobación del público. En otras palabras, muy Broadway. Gestos amplios, emociones telegrafiadas y una producción demasiado grande y fastuosa para ofrecer mucha sensación de sorpresa o descubrimiento, sin la vitalidad y la electricidad que se obtendría de una versión teatral real.
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Es una mejora satisfactoria en un guión que no se aleja demasiado de la adaptación anterior de Menno Meyjes (…) Dado que se trata de un musical, Bazawule tiene espacio para agregar florituras expresionistas que podrían haber parecido indulgentes en un drama sencillo (…) Algunos de estos trucos funcionan mejor que otros, como en la escena de la bañera, donde Celie se encuentra parada encima de un tocadiscos gigante, pero todos funcionan para ampliar la experiencia, haciendo que El Color Púrpura parezca aún más monumental que en manos de Spielberg.
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Es una experiencia desigual y a veces frustrante, pero con un corazón lo suficientemente grande como para encubrir la mayoría de esos problemas. (…) Simplemente pienso que es buena, no excelente. ¿Adivina qué? Está bien. Podemos compartir la admiración por una película, incluso aunque no estemos de acuerdo sobre hasta qué punto la obra atrae nuestro afecto. De cualquier manera, esta es una película que vale la pena ver, especialmente si te gusta alguna versión anterior de la historia.
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Hay calidez y vehemencia en esta película, especialmente en los grandes números corales hacia los que gravita tan naturalmente, pero tiene menos éxito en las escenas en solitario y en la evocación de la soledad y la desesperación reprimida. Esta película, de hecho, hace la represión por nosotros. Sin embargo, no hay duda de la fuerza de Barrino, Henson y Brooks como las tres mujeres que ganaron.
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El casting inteligente es el punto más fuerte de la película; todo el conjunto brilla. (…) El toque del director es más consistente en las escenas dramáticas, donde la narración y las actuaciones son lo suficientemente fuertes como para superar los errores. (…) Es prácticamente imposible resistirse a la explosiva recuperación de la vida en las enormemente satisfactorias escenas finales de la película, que deberían cumplir el doble objetivo de reinventar El Color Púrpura para una nueva audiencia y, al mismo tiempo, darle un brillo fresco y brillante a la historia para la generación que creció con la versión de Spielberg.
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Incluso con un envidiable pedigrí de Broadway detrás (la producción original obtuvo 11 nominaciones a los premios Tony en 2006; su reposición ganó dos en 2016, incluida la de Mejor Reposición de un Musical), el musical El Color Púrpura de Blitz Bazawule no es la más obvia de las ventas. (…) Pero si la novela fundamental de Alice Walker, ganadora del Premio Pulitzer, de la cual la película (y el musical anterior, y la película de Steven Spielberg anterior) ofrece algún tipo de alegría, es de la muy merecida y ganada con esfuerzo variedad. Ése es el espíritu del que parece surgir la película de Bazawule, y donde también encuentra su mayor éxito.
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El Color Púrpura es indestructible, y esa también es una buena palabra para describir la interpretación del director Blitz Bazawule y del guionista Marcus Gardley, que da vida a esta emocionante historia para las nuevas y viejas generaciones pero también, para citar una canción original de esta película, realmente encuentra una manera de “Mantenerlo en movimiento”. (…) La versión de Spielberg todavía resuena, sin duda, pero hay que darle crédito por entregarle las llaves a un director que aporta una visión única que hace que esta versión se destaque por sí sola como una adición auténtica y valiosa al legado del El Color Púrpura.
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A pesar de ese bienvenido replanteamiento, algo no cuadra; Ya sea por el ritmo errático de una historia que abarca décadas o por su tono tremendamente fluctuante, la película nunca encuentra su centro. Tiene un final conmovedor, pero muchos momentos que deberían ser emocionalmente devastadores o catárticos suenan vacíos. Con actuaciones estelares y la base de una novela querida, El Color Púrpura debería ser tan exuberante y hermosa como su tono titular. En cambio, está simplemente… ahí.
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A diferencia de cualquier buena película musical, El Color Púrpura no te dejará cantando ni bailando al salir del cine. (…) Aunque Barrino, Henson y Brooks profundizan el guión de la película, El Color Púrpura sólo roza la superficie de cómo debería sentirse un resurgimiento moderno de esta historia. Esta no es tanto una nueva versión del amado clásico sino una peor, despojada del atractivo del tono homónimo de la película para ser completamente olvidable.
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“Todo y todos quieren ser amados”, le dice Shug a Celie, cuya falta de amor impulsa la narrativa. Esa necesidad también parece cierta para la película. Directamente hasta el gran final con una canción espiritual y una cálida reunión familiar, El Color Púrpura es descarada en su deseo de ser amada por el público. Puede que sea calculado, pero la estrategia funciona en esta versión vívida y alternativa de una historia clásica.
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En la novela, los personajes vívidamente dibujados saltan de la página, y el carisma y el talento combinados de los intérpretes aseguran que también salten de la pantalla en esta iteración. (…) Su impacto emocional solo puede llegar hasta cierto punto porque terminamos arraigando y sintiendo más por los artistas que interpretan a estos personajes que por los personajes mismos. (…) La película puede tener el brillo y la exuberancia del tono homónimo, pero carece de su profundidad con mucho cuerpo.
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Desde un enorme gramófono hasta una vertiginosa variedad de pantalones espectaculares, la película musical de El Color Púrpura puede ser una experiencia diferente a las versiones anteriores, pero no es menos impresionante ni vital. (…) Incluso si te gusta la excelente película de Steven Spielberg de 1985, no le des la vuelta a la nueva versión: el musical profundiza en las mismas penurias dolorosas y el mismo drama de personajes, aunque un desfile de canciones lo hace todo mucho más accesible, especialmente para los espectadores más jóvenes.
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Si hay una razón para ver El Color Púrpura, es el elenco. Barrino es rotundamente buena, tanto en su canto como en el arco conmovedor de su personaje; lo mismo ocurre con Henson, que tiene un reparto perfecto y tiene la canción más atrevida para interpretar. Domingo, como siempre, una maravilla. Pero la más destacada es Brooks, que se roba cada escena en la que aparece. Después, me fui admirando estas actuaciones y los valores de producción más que sintiéndome conmovido por la historia en general. Quizás esa sea una razón para volver a visitar el libro de Walker.
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Esta es una película pesada, con un tema serio. Hay abusos desgarradores y sucesos terribles, pero, al mismo tiempo, muchos de los números musicales son brillantes, vibrantes y optimistas. (…) Está aquí para enseñar a la gente que no importa lo terribles que se pongan las cosas, hay una luz al final del túnel. Cuando lo piensas desde ese aspecto, El Color Púrpura 2023 funciona en múltiples niveles y las canciones alegres no parecen tan fuera de lugar. (…) incluso si conoces la historia como la palma de tu mano, este nuevo elenco solidifica su lugar en el universo de El Color Púrpura, afirmando con orgullo que están aquí y que se han ganado su lugar en la historia del entretenimiento.
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A pesar de sus fallas narrativas y de dirección, El Color Púrpura sigue siendo definitivamente un deleite para el público. Las actuaciones estelares por sí solas compensan cualquier debilidad en la dirección y adaptación de la película. (…) Puede que no sea perfecta, pero los temas de la amistad femenina, el amor y el perdón son palpables, lo que refuerza aún más por qué esta historia se ha contado una y otra vez. El Color Púrpura puede ser atemporal en sus temas, pero esta adaptación simultáneamente suma y celebra su legado, que sin duda inspirará a las generaciones futuras.
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La adaptación a la pantalla grande de Blitz Bazawule de la novela de Alice Walker ganadora del Premio Pulitzer de 1982, El Color Púrpura, y su producción de teatro musical de 2005 (con un libro de Marsha Norman y música y letra de Brenda Russell, Allee Willis y Stephen Bray) es básicamente karaoke en un cuarto con eco. La película conoce la letra y la melodía pero, salvo raras excepciones, carece de la pasión y la perspectiva para hacerlas realmente resonantes.
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El Color Púrpura ofrece algunos momentos entretenidos, sin embargo, la suma es mucho menor que algunas de sus partes destacadas. Bazawule claramente tuvo una visión al adaptar esta historia una vez más, y cuenta con la ayuda del excelente trabajo del director de fotografía Dan Lausten y la diseñadora de vestuario Francine Jamison-Tanchuck, pero esa visión nunca llega a ser completamente coherente.
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A pesar del inmenso talento en exhibición, el musical El Color Púrpura no logra despegar, y mucho menos volar sin disculparse. Es otra versión más de la historia que suaviza el romance lésbico central del libro; en su prisa por llegar a una conclusión, todos los demás arcos emocionales también se truncan. Fantasia Barrino brilla en el papel principal, pero ¿cuál es el punto de elegirla si no vas a dejarla cantar con todo el corazón?
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Al adaptar la versión musical teatral, con Spielberg, Oprah Winfrey y Quincy Jones como productores, Bazawule entreteje una historia visualmente vibrante y emotiva de una mujer que encuentra su voz después de años de hombres tratando de silenciarla. (…) Por supuesto, la verdadera roba cámaras de la película es Brooks, una absoluta revelación digna de contemplar. A pesar de haber interpretado a Sofía en el escenario, su trabajo aquí se siente fresco y estimulante. Encargada de transmitir una compleja gama de emociones, hace que el público ría en un momento y llore al siguiente.
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El Color Púrpura es, en última instancia, una película sobre el perdón y sobre cómo negarse a permitir que los dolores del pasado destruyan tu felicidad futura. También sugeriría a aquellos que se niegan a ver esta película mágica y edificante debido a su lealtad al original que la superen. Sólo te estás negando una de las mejores experiencias cinematográficas del año. Y es posible que descubras que El Color Púrpura puede existir de múltiples formas y disfrutarse en todas y cada una de ellas.
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No, el problema no es la falta de talento, sino la falta de un núcleo emocional alrededor del cual puedan gravitar lógicamente sus diversas auras. (…) Gran parte del problema se manifiesta directamente en el guión de Marcus Gradley. No es nada fácil adaptar una novela a una película cohesiva que abarque episodios menores a lo largo de años, tal vez décadas de una vida, y algo más. Si el tono no es preciso, las distintas piezas pueden sentirse inconexas y desmoronarse rápidamente.
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Aunque El Color Púrpura es un intento encomiable de llevar este musical a la pantalla de Bazawule y Gardley, los momentos más formidables de esta película no giran en absoluto en torno a la musicalidad (…) La versión de Bazawule casi parece necesaria después de la adaptación de Spielberg, pero tampoco coincide con los niveles emocionales que tenía la película original. Sin embargo, a pesar de sus defectos, la fuerza de Bazawule detrás de la cámara y un elenco increíble hacen de El Color Púrpura una adaptación digna.
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La película musical El Color Púrpura combina creativamente altibajos emocionales en esta versión más deslumbrante del libro y la película dramática de 1985. Más comedia y alegría equilibran el trauma y el abuso, pero el tema general de la resiliencia sigue siendo el mismo. (…) los fanáticos del musical teatral El Color Púrpura estarán complacidos con la forma en que la versión 2023 de El Color Púrpura le es fiel y al mismo tiempo aporta una vibrante vida cinematográfica propia.
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Es difícil deshacerse de la sensación de que se trata de una adaptación muy interesante y atractiva que habría sido mejor si su impulso y enfoque no hubieran sido interrumpidos repetidamente por la necesidad de cantar y bailar. Quizás en un drama sencillo, algunos de los elementos más fascinantes de la novela, como su carácter queer y la forma en que aborda el colorismo y otros problemas dentro de la comunidad negra, podrían haber tenido más tiempo en pantalla.
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En la película permanecen ideas potentes sobre la hermandad y la supervivencia, y aunque Bazawule no tiene una visión claramente cinematográfica para el esfuerzo, es capaz de vender su movimiento físico y sus actos operísticos de intimidación. El Color Púrpura tiene sus defectos y extrañas decisiones creativas, pero cuando se centra en el dolor personal y las relaciones transformadoras, encuentra su camino hacia momentos de magnitud emocional.
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Es posible que algunos se hayan mostrado cautelosos ante la idea de una nueva versión musical de El Color Púpura de Steven Spielberg (basada en la novela de Alice Walker). Con sus temas de violación, incesto, abuso y crueldad, no parecía una elección natural obtener una nueva versión musical de gran presupuesto en la que “todos canten, todos bailen”. Aún así, funciona mucho mejor de lo que debería, gracias a un director creativo, un elenco fantástico y una historia sorprendentemente adaptable a un tipo diferente de género.
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Ok, el director Blitz Bazawule, el artista multimedia ghanés que trabajó en “Black is King” de Beyoncé, aprieta demasiado el botón de la alegría cuando el guionista Marcus Gardley se queda en la penumbra, pero cuando los dos trabajan en conjunto, junto con la icónica coreógrafa Fatima Robinson, la palabra clave es wow. (…) Podría reiterar los malos momentos en los que la película tropieza por sí sola, pero ¿por qué quejarse cuando El Color Púrpura finalmente aparece con un corazón que canta y un espíritu que se eleva?
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No hay ningún eslabón débil en una película que alcanza cada latido que debería. El único problema es que algunas de las canciones son menos memorables y pueden ser fácilmente eclipsadas por otras, como “I’m Here”, un momento destacado de la película. La película equilibra el tono entre el humor y la angustia y al mismo tiempo ofrece una experiencia verdaderamente especial que te hará aplaudir, reír y hacer una mueca de dolor.
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Transformar las cosas en un musical sólo puede arreglar y salvar hasta cierto punto, pero también conlleva su propia serie de problemas, uno de los cuales es que, si bien Fantasia Barrino es una Celie sólida (repitiendo el papel del musical de Broadway), no es Whoopi Goldberg, y no me refiero sólo al talento actoral. (…) Como la flor, El Color Púrpura quiere desesperadamente ser amada; el excelente elenco y las canciones pegadizas no son suficientes para ganárselo. Esto es tan desagradablemente cursi como lo era en 1985.
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En medio de los números musicales y las canciones que te atraen a la belleza de un musical, todavía contiene el dolor que Celie está pasando a manos de los hombres en su vida. (…) Lo que hace que la versión de Bazawule de esta historia, y del musical, funcione, es que utiliza la música a su favor, y cada vez que somos engañados con una falsa sensación de breve alegría por las mujeres con las que estamos en este viaje, nos recuerdan los horrores que han enfrentado las personas en sus vidas.
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El Color Púrpura es vibrante, caprichosa y resistente, y demuestra por qué las historias pueden y deben continuar con las nuevas generaciones, dándoles vida de maneras que resuenen con ellas. Un musical, un drama y una historia sobre las diferentes formas que puede adoptar una familia, El Color Púrpura es asombrosa.
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Aunque tiene un gran elenco coral y actoral que sienten las acciones y lo que pasa, las coreografías son visualmente muy atractivas y tienen una historia bien construida, el exceso de canciones, el nulo desarrollo de personajes durante las elipsis de tiempo y sobre todo las claros huecos narrativos que tienen, hacen que este remake aunque es entretenido, peque de sentirse u poco soso y sin la emoción suficiente para al menos hacer sentir algo al espectador.
Creo que queda muy por debajo de la original!
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